17 de noviembre de 2011

S / T


Vengo a ver el sol
de tus cabellos escurrirse
ondulando
desliendo colores dulcemente
y como otras veces
una pregunta
una respuesta
sin ser se quedan.
Solo sé que no es lo mismo
pisar el mismo suelo
que seguir igual camino.




No es roja ni verde
tampoco plaza
ni busco gritar en ellas mis palabras.
Sucede que hay silencio
en cada cosa que ensordece
poder no puedo
ejercer sobre las cosas mi egoísmo
solo caries en el alma
muela doliente sin remedio.
Moscas en los ojos
insolentes
caminando en la mirada.




Ahora te conozco
repto mi nombre en tus estancias
-perdí algunos versos-
replica la sangre por las noches
al saber que me llagaste.




DÓnde REgaré MIs FÁbulas y SOLiloquios LAdrones del SIlencio
REgistra certidumbres de casa
MIl canciones sobre el mar
FÁcil al tener alas
SOLo el mal tiempo detendría
LAdrando pies en su mirada
SItuando un abismo frente al suyo
DOlo doliente mentira o muela.




Me vino tanto bien de tu presencia
que sin ti cada cosa me hace daño.
L. Chariarse.

Todo ocurrió de repente
los ojos se llenaron de estrellas
se   e s p a r c i e r o n
hacia afuera
hacia adentro.
Las vi por los pasillos,
en las calles
en otros ojos.
En la garganta
bajo la lengua.
Todo fue una nube de alfileres en la cabeza
-imposible de arreglarse-
Tú,
la de nunca antes
la de nunca siempre,
presente en plena ausencia,
todo olía  a ojos perdidos.
Quedaba un cristal para mirar,
no captaba imagen alguna.
Solo una voz asquerosa
-quizá de alcohol o de tiempo-
incesante echaba lisuras en la carcasa.
Sin mover un solo pie estuve lejos,
mesándome las ideas por encontrarte.
Pero no era posible,
ya eras la bella durmiente
y yo
solo un burdo caminante.




Al sonar de este tránsito traumado
y que no es tan silvestre sino humano
se arrullan unas vidas tan cercano
que nosotros mucho hemos alejado.
Se arrullan dije pero se adormecen
pa’ no sentir el frío gris ni el llamado
que cruel hambre a sus tripas ha soltado
y sus vidas de a pocos entorpecen.
Aspirando de olores que indolentes
en bolsas de vil plástico le ofrecen
a cambio de unas míseras monedas.
¿Y nuestros pasos qué? Indiferentes
Y los que por un voto el mundo ofrecen
los dejan malvivir en las veredas.




Casi casi me olvido de los surcos
y del picar voraz de los mosquitos
la corriente agua dándonos sus gritos
tan serena si pasa entre los surcos.
Del olor de la leña en nuestros cuerpos
y la cama mullida de pellejos
del dormir sereno y sin más quejos
que una pulga saltando entre los cuerpos.
El desayuno es casi un almuerzo
la lluvia trae la calma no el silencio
el corazón tranquilo vaga siento.
Ahora lejos de allí con mucho esfuerzo
en la ciudad rutina que presencio
recuerdo que con poco fui contento.




Para eludir tu ausencia
lanzo conjuros
anatemas
dulces te quieros
y carajos
ya nada es fijo
colosal inconsistencia
todo el sistema
todos
y ningún planeta.




Solo un grito
un grito conteniendo todos los gritos,
nadie oye
¿Qué se hizo?
Nada cabe
nadie quepa en sus espaldas.




Carta escrita tantas veces
            diluyendo anclas
sin entrega
agotando estrellas
ya nadie concibe la respuesta.




Para no habitar un mundo extraño
para que el sabor del día
para que el sabor de la noche
no te nieguen
no nos nieguen
para no pedir sino el encontrarte
para encontrarte sin otra cosa sino quererte
para que la amargura siga camino no regrese
para el arquear de tus cejas
tu sonrisa
para verte llegar alegre
para que los sueños no se aneguen
para caminar a tu lado
   reconocerte
para estar lejos de canciones inertes
para que al oírte cerca pueda tenerte
para saber que eres siempre
para sonreír simplemente
para quererte aún más después de quererte
para los ojos limpios
para hablar silente
para no vivir estando ausente
para no extrañarte mientras el aceite se caliente
para que de tu casa a mi casa la distancia nos acerque.




Latiendo ideas
desterrando aciagas caligrafías
alambradas en disolvencia
emprender lo diferente
armonías
remolinos
polifonías
formas implacables
de toda extensión
ululando encuentros
amaneceres libres
reluce
occipital juicio suspendido
una emoción o tres respuestas ansiadas
siempre anhelante
infinito
sin necesidad de santidades
ni oxígenos rencores.




Casera cópula sabanas lentas
lustrosa calavera del partir
en gemido crema de silencios
arteras estrellas viscosas de infinito
poemas que entrevistan madrugadas
garras violeta verde curvando selvas
ojos noche cuarteados de esencia
sonante luz cautelosa de estolidez
un sofá inexplicable resuena en cada esquina
una manta caliente rota licenciosa
la saliva estropeada sorprende entretanto
a la mochila colérica que tropezó en el incendio
rientes ojos paratanáticos
acabadas mariposas de marfil
azules tortugas almorzando
sexos que escapan del ayer.




Nubes de lo posible
sin apoyo de los pies
en el revés de los relojes
más allá de la niebla
música alígera
tambores
trompetas
algún verano exacto
calle a fiero ritmo
gente en horror de mirarse
o estarse quietos.
Descalzo a pesar de los zapatos
pequeño
¿dónde la voz ayudará?




Súbita
repentina
lenta
anunciada
vendrás
-imposible lejanía-
quizá cuando menos lo espere
quizá para el alivio
no te temo
sé que al final
serás mía
seré tuyo.




Paredes opacas
entre distancias
-no reflejan la mirada-
recuerdos
aún tratando de ocultar
la voz en los oídos.




Surcar el musgo escarlata
-noche en rumor-
penetrar el silencio
formas que se buscan
trepidan el azar
se encuentran
labrando un solo aliento.




Seres
ni de hierro
ni de barro
sin luz
y sin sombra.
Grises cual neblina
y cegados los ojos,
acompañados siempre
de su indiferencia.
Seres que miran tan lejos
teniendo tanto que ver de cerca.




Ya no está aquí
la mesa ahora es amplia.
Tal vez una voz
pegada a las paredes
vaga
se derrama por los suelos.
Ya no están los sueños
sobre la vieja cama
ni entre almohadas diseminados.
No están los libros
los cuentos
los poemas.
Ya no está aquí
quizá nunca ha estado.




Tarde ruin de improperios
agonizante de día
algo entre ilusiones perdido
breve instante
silencio.
Cometa sin órbita,
reloj de mecánicas horas
-lentamente suicida-
fuera todo pensamiento
solo lejanos pasos
nada propio de los ojos
nada al menos del mirar.




Hola ola ohla oola olaa
onda de agua inquietud del mar
juguetear del vientre salino
crepitación de peces sobre la playa
espumosa arena olor de tiempo
viento en caricia de cabellos
horizonte para no perderlo
pupila de recuerdos
que permite vivir.




Bosque de rejas,
cada cual más alta y traicionera
recursos del metal y de quimeras.
Espantar el buen robar y la alegría.   
Estar alertas
de ladrones y poetas
se reconocen fácilmente,
por el mirar de los ojos
por la palabra indiscreta.




Qué sabe la oscura luna
de nuestros tiempos
de nuestras bocas
nuestra mirada.
Qué sabe
de nuestros pasos
de nuestro estanque
tan lleno
de vacíos
y soledades.




Bajo mar
arena de olvido anochecida
horizonte.




Dime Cristóbal
porque mejor
no compraste un mapamundi de Venecia
y contentaste, varón
con navegar en sus callejas
y no venir
a joder la paciencia
cada octubre
con tanta insistencia.




El albatros
-ave fabulosa-
deja su vuelo y desciende
en la cabeza de
una vieja menesterosa.
Cuatro damas alcurniosas
al ver aquello ríen
aún cuando ellas no tengan
ni el cagar de una mosca.




He recobrado esta mano mía,
la siniestra
por abandono casi muerta
pesada y fría
casi ajena y temeroso
la he traído hasta mi pecho,
poco a poco ha recordado
que aún me pertenece.




Homero y su vitrola,
a mil metros bajo tierra;
no entiende estos poemas
el aquí y el ahora,
toda una serie de momentos
cada cual más definido
cada cual más desigual.




Fieros tendones
de trepidantes caminares
mansos se detienen
al estar en tu presencia.




Se teme
se arriesga,
es mejor que estarse quieto.




Cuando vengas hasta mí
atravesando mares densos
diluyendo palabras en un gesto
cada minuto
cada segundo tendrá significado
como gota en su caer
como silencio entre lo extenso.
Ah,
tu voz tan diferente
verte caminar cortando el viento
ahora te escucho.
Ya regó tu voz mi habitación
ya enarboló poemas tu recuerdo.
Llego a ti descolorido
con tan pocas palabras y algún gesto.
No sé caminar por las veredas
sin errar en el aliento
sigue el tiempo
-incesante-
¿Cómo dejar la huella de mi rostro en tu pañuelo?
¿Cómo quedarme entre tus ojos?
Estoy aquí tan poco
queriendo ser de tu silencio.




Aparecido entre la gente
sin más piel que sus palabras,
cargando su cadáver a cuestas,
su memoria a cuestas.
la cuenta de los años,
la cuenta de los sueños,
tal vez muchos,
tal vez pocos,
ojos cansados,
voz ausente.




¿Qué sé de tus átomos?
solo mi esfuerzo por conocerlos.
Si todo cambia
¿Cómo podré alcanzarte?
Si todo fluye
¿Cómo podré atraparte?
Si todo fluye y todo cambia
¿Cómo lo constante?




En cuestión de minutos
en todo nació el silencio,
Toda la química,
toda la física
sigue su curso lento.
Mas,
algo falta,
algo se ha perdido entre el aliento.




Esta es otra noche
en que tus pasos se vuelven indecibles.
Caer de nuevo en lo callado del deseo.
Aturdido
por una explosión que no acaba nunca
cómo saber quién va escribiendo.




Solo cuando tus ojos,
nace el día,
la luz,
el sol,
algún reflejo.
con tan poco me acerco,
tal vez la caries permita una sonrisa.
Viví con culpas nada mías,
tratando de hacer siempre lo correcto
no sé quién fui
o cómo anduve
olvidé mi ser humano,
ser parte del planeta.




Si el mar se cae
y nos deja
su vasija solamente.
una palabra tuya
bastará para salvarme.




Sin embargo,
dejaste caer el mar,
se llevó todas mis siembras.
Ahora la cuenca vacía,
ahora el silencio.
algo hiere
alguien hiere
¿Cómo cambiar de rumbo los zapatos?




Pequeño caracol
perdí tu rastro
entre magnitudes de silencio.
Aunque a veces,
tropiece con tu nombre.




Llevo una vida hermosa entre cuatro paredes.
Todos los días quiero saltar al mar,
y vagar por los bosques que aún quedan.




Insecto,
cuando quise escapar ya era tarde
una sandalia aplastaba mi cabeza.
Ya era parte de la pared
lejos de mi naturaleza.




Hay una hora especial de la noche
en que los mudos se reúnen.
La luz de la ciudad los tiñe
eso no importa.
Sueltan su lenguaje puro,
solo de movimientos.




EN LAS VEREDAS

No soy la voz de los cuadernos
ni la voz de molde de los libros.
Cultivo el caminar,
recorro la ciudad entre cenizas.
Miro sin más hacer
falaz dueño del tiempo.

Aquí nunca lloverá
aquí nunca se callará
aquí nunca se llorará
lo suficiente
como para vernos
a nosotros mismos.

El combate eterno
los malos,
los buenos,
los buenos malos,
los malos buenos.
Pero nadie cuida de los dos
en el propio aliento.

La inocencia
la parte más corta de nuestras vidas
la que pronto olvidamos
conforme nos atrapan ajenos tiempos.

El azar nos trajo lejos,
pero una vez llegados
queremos vencerlo.

Somos los únicos animales
que no sabemos serlo.

Arrastrados por el tiempo pretendemos retenerlo.
Cuando este nos usa y nos deshecha,
se ríe mordaz de nuestros intentos.

Hemos hecho tantas máquinas que creemos
en una de ellas habernos vuelto.
Hemos y hemos, pero
no nos hemos
desde hace buen tiempo.

Navegantes de mares de silencio
de ruido y de silencio
-casi lo mismo-

Hasta ahora no se han podido inventar
árboles de piedra flores de cemento.

El mejor adorno de las casas
el humo de los autos,
el mejor adorno de los autos
la sangre de los perros,
y de uno que otro
que no aprendió su esquivamiento.

El invierno,
no sirve para tristezas.
Nada ni nadie
puede más que el propio aliento.

Los avisos no avisan
las voces no se oyen
¿Bastan los ojos
para saber lo cierto?

He dicho mucho,
he dicho poco.
Hasta hoy
buscando palabras me encuentro.

El azar guía al azar,
solo al azar se sujeta.

Los caminos hechos
no indican seguirlos.

Para reírnos
solo bastan nuestros actos
nuestros absurdos intentos.

Lo peligroso del mundo es sentirlo,
es lo más hermoso de sí mismo.

Todas las escaleras tienen un límite,
el aquí o el abismo.

Lo feliz de la muerte es el ser libre,
por qué temerla
si de ella venimos.

Inútil tarea
buscar un antes y un después
y olvidar este momento.


Aceptar no es resignarse
callar no es otorgamiento.

¿Quién conoce todos sus yoes?
Los más, los niegan rotundamente.

Ciegos seguidores
ilustres ovejas
pontificando incomprendidos saberes.

Después de tanto descubrir,
no creo que nada hayamos descubierto.

Todo el mundo calla en voz alta,
todo el mundo duerme en su vigilia.

Solo los que se fueron
conocen la libertad.
A los demás,

solo nos queda esperarla.






1 comentario:

  1. Bellos versos, que merecen ser leídos por todos los amantes de la buena poesía. Ojalá y pronto publiques tu poemario.
    Saludos
    RCZ

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