24 de abril de 2012

Azahares Truenos








Azahares Truenos

 

Azahares Truenos, Azares Truenos





Cabeza de presión
olla donde se cuecen
                                 todas las habas
ave entre nieblas volando
oro en toda su piedra.




Grito
frito
sobre
el
agua
onda
monda
lironda
que
se
escapa
en
el
trinar.




Mi lapicero
no mi lápiz
                cero.




Un ser
un cerdo
un cerco
mental.




Todos esos abismos murieron obstinados
luego un cielo inclinó las ansias
más allá saludaban alegres luces
lluvia amical de entonces late anunciando siembras
pasajes antiguos         lucidas armas
brotan rugidos             ausencias sangran.




Sueños equinocciales revanchas de agua
cardiopatía del viento aurora extraña
aquí hace frío hierve el alma
baila puerco espín arrugas entre tu falda
el desierto se viste de sudor cabeza habita lava
habita pequeña haba a lo lejos que te buscaba
aun muerta mantuvo calma la puerta no se esperaba
perros sobre pisadas dibujos entre las fablas                         
habitaciones portátiles caracoles con escafandras
un techo resiste el agua cuando tú lloras nadie te gana
el agua canta oscuridades de tu garganta
frases aladas críticos en desbandada
carretas bajo la luz sonatas a flor de llamas
rictus de juventud muecas de la esperanza
rodillas atentas persignarme en tu mirada
un dos no será tres la luna nunca se cansa
ojos sobre los ojos ignición entre semanas
interludios impostergables rumia de ansias.


  
Entonces el tiempo escoge sus mejores trazas
se oculta entre ellas no responde
llámale a ver llámale a ver qué pasa
recorre tanto pero enmudece
algo le detiene algo le espanta
qué hacer correr para alcanzarle
guiños pistas indicios no saber ni la mirada
yo tú él nosotros vosotros al final nadie ni nada
las ruedas siguen girando jirando xirando
el cabello se estremece de alboradas
el cuerpo envejece pero nada.




Acaso un carnaval se mezcla en la sangre
más allá de todo los árboles los puentes
se nota entre las uñas en lo que hierve
en lo que nace en su muerte
estaciones obligadas algo se espanta algo se pierde.




Elegantísimas razones para perder la voz
para los pies ocultos pasos bulla alrededor
luego la suerte un rastro a lo lejos se estanca
más allá de la garganta a ras del sol
medidas del afecto o del efecto algo
razón noción afirmación in/congruencias
se dirá se callará se estará pensando
qué hacer en poco hacer y tanto espacio.




Y el rostro no corresponde a lo sabido
hojas impartidas por el viento ayer o más tarde
cuántos golpes a la puerta o silbidos cuál clave
quizá sea verdad que lo aprendido no valga
cuentos del saber no saben nada.




Siempre una vida cálida y temblorosa
intensa pero no desasosegada
su luz es pura, delicada su música.
Washington Delgado

Más evidente que los ojos las edades hirientes todo cielo apretujado en el canto nocturno de mil y una libélulas que son más y más y se acrecientan incontables rodillos del alma que no logran alisar los caminos que provienen de ocultas cartas
planificar ocultas casas pentagramas de sueños y cabellos y lo edificable en tu sonrisa y el ritmo de tus piernas en el empeño de la vida puertas a medio abrir puertas a medio cerrar lo que se busca lo que se alcanza sembrar en el viento cosechar en el alma
paranoia del tibio aliento rehaciéndose entre ecos cada molécula cada célula cada átomo se desnuda en su espejo en el reflejo en el consejo de lo cierto y de lo incierto y lo abierto a la noche y al tiempo
escaleras equilibrios sistemas del nervio solar en su estadía todas las claves configuran lo sabido lo innombrable y el ave de todos los vientos atraviesa el aliento
trámites del amor tortugas del cielo números que excitan lo necesario en el azar en las cartas en las cintas comunicantes en el rastro de luz sobre los lápices bajo los lápices entre los lápices y los juegos antiguos se renuevan o se sienten encendidos si se les mira si se les siente desde un punto equidistante del sol a los nervios al azúcar de tu garganta.




Ojos del mundo bajo la noche
todo puede andar nada salvarte
vidrios molidos construcciones baratas
insípido norte recuerdos nimios
bajos pies voz sobre las piedras
encadenar las señas no perderlas
encerrarse en ellas
puentes eternamente puentes
luces incapaces de su luminosidad.




La noche puede tener todos los colores
a la vez ninguno
días noches calles sustancias
terrible estancia dice el mar
       mientras arrasa todas las ansias
párpado apretujando sueños ¡bah!
sueños bajo los párpados que se desgastan
un nombre respiró agitando la memoria
y no se pudo ser ni rápido ni exacto
cuestas sobre las cuestas nunca se llega
músculo aterido en su eficacia
dientes que perder con la distancia
maderos o huesos cruzados fronteras flamas.




Imposibilidad de pies heroicos
dedos quebrados de tanto luchar contra el incendio
raíces del viento a que aferrarse
cualidad innata de la gesta
      de la huella en su pasada.




Embriagado músculo en las auroras de tu cuerpo
rudo nervio en su esplendor
azúcar de labios piel urgente
hirviente estaño de noches
inclementes
indecentes
indolentes
reservas de la voz agujas parcas
dameros de la razón que no atrapan
portal de luz oreja ansiada.




Ojos para el clamor agudo
flores de tu voz para lo tierno
transparente soledad de las ventanas
resuelto a acribillar mi nombre en tus pestañas
revelaciones del que busca en las valijas
arcos del triunfo arcos de la derrota encadenados
moradas truncas ante lo incierto
aquí gritaría tan cerca a lo hiriente
ausentes ausencias que se eternizan
nombre equilibrado de luna y azahares truenos
más allá del dolor y canciones opacas
carreteras níveas aldabas en tropel enardecido
hilante cara de signos desenfundados
alados caracoles en escalera.




Ciego en lo más profundo de los ojos
en el cuchillo de la voz exacto
músculo al influjo del metal.




Áspero río del desencuentro
mapa inclinado en la garganta
aurífero asomo carnal esencia
raídos dientes para atraparte
o elongación del sumo deseo
todo por el breve rastro raudo ojo
aliento atento olfato
y el níveo asfalto de la voz.




Lumbre en cada estrato
                                         de la piel.




Hirviente cuesta en el silencio
estática alusión a lo caliente
repentinamente intruso y casi siempre
mágico hipnotismo
escarchado de ansias
luminosa como la luna
inventando bondades
necesaria estancia
de los sentidos
alas del alma.




Mirar el mar o perder los ojos entre la luna
pentagramas del aire en rigor danzante
a través de los lazos magnéticos del mundo flor
orquestas del viento o guitarras de bello pecho
canción que se arrebata entre los dedos
improvisando entre el sexo y el silencio
improvisando entre la piel y el aliento
pulsar frotar percutir transgredir el compás
las medidas del tiempo.




Juventud en aciago silencio
invocando claves ahuyentantes
mientras grito universal enardecido
sigue inevitable al sur.



 Quererte
porque conjugas los dientes
cuando ríen cuando muerden
y haces de la piel
un amical universo
porque perpetras el amor
sin importar el momento
y logras caminar muy dentro
y haces de mí solo tu eco.




No comprendo la noche
ni el estúpido origen de las horas
absurda maquinarias de minutos y segundos
minusvalía de tiempo
destierro de oscuridad.



 La noche es hermosa
si puedo acurrucarme en tu bondad
si puedo dormir entre tu rostro
entre tu voluntad y lo cierto.
    
Con los pies sobre el mundo
sobre lo soñado
  lo eterno
escaleras alternas donde perderse
                                                     a conciencia
sin dolores de espalda
ni cuentas que establecer.




Calló el mundo
al no hallarte por más buscarte
cayó el mundo
como hilo inmadejable
perdió la vista frente al tiempo
el acero fue el ruido y lo lejos
ejercicios de irreflexión
cadenas para el aliento.




Mi opción era callar
cuando grité más fuerte.




 Y me quedé por más que me iba
y te fuiste sin dejar nada de mí
  para mí
entre la cresta de lo real y de los sueños
tu cintura y ojos
   entre mis labios
ahora remolinos gobernantes
la torpe decencia de la soledad
-conjuros de inocencia-
quisiera que estuvieras acá
y el acá fuera todas partes
vería el mundo desde tu desnudez
                                                      desde tus manos
hablaría desde tu voz
estallaría tus silencios.




Alguna vez uno más
no sé qué ahora
algún día uno menos.




Tenía palabras para ti
todas quedaron sueltas
irremediable quedé en hilachas
no sé si encontraré o si me encuentro
desaparecí garabateado entre renglones
perdiendo lo todo lo poco
creí asir la luz y me esquivaba
cartílagos sin ganas
herrumbre de huesos
todo metal incierto.




Perdido en callejones de tu voz y de tu aliento
cuando tu vozaliento se alejaba
buscaba conjurarme en tu estación
no había fórmula alguna
tampoco camino expreso.




Preparado para lo que pudiera llegar
pierdo tanto mientras no llega.




Al filo al borde al límite la frontera
¿seré o fui qué estaré siendo?




La música se interpone
                                        se sobrepone
                                        se yuxtapone
                                        se descompone
                                        se inflexione
                                        se reflexione
                                        se explosione.




Bailaría contigo sin remilgos ni vergüenzas
solo déjame saber el ritmo de tu esencia.




Listo el ojo y el nervio
pero te ausentas.




No hay disfraces para la espera
(no hay espera que se disfrace de bondad).




Aquí
(no solo en estas letras)
a pesar del tiempo
resistiendo costumbres de callar
enarbolando en los sentidos lo que siento.




Luna muriente no me sigas
mira que he de llegar adonde quiero.




Si pudiera pintar pintaría
una flor y un camino.




Presencias que persiguen a todas partes
a ras o tras los ojos
animales y bichos de toda laya
un día ya no se esconderán
devorado seré sin alma.




Cuando el mundo se viste de luces
incongruentes voces
esténtor de la ausencia
cuando no llega lo que se espera
solo un camino obliga
lo anterior figuraciones
las letras no caben en su espacio
todo se desborda
voy sonriendo
imágenes de alguna vez
de un podría ser se cruzan
cerraría los ojos ante el futuro
pero este nunca los cierra
no hay chances para la ciencia
de aquello que se anhela
solo el roce lo que inquieta.




Duerme la espera
niña
en brazos
late
            fuerza
                                   hazaña
                                                           esencia.




Preparado para pez
mar de tus pechos
dispersa el agua.




Hiere la reina
esquimal
    de tu cuerpo.




Ni un solo motivo para convocar al amor
ni un solo motivo para no hacerlo.




Armas adversas a mi sentido
filos que agrietan sin ver cuánto desangran.




Haces falta
desde la cúspide de los sueños
los pies descalzos
o armaduras
(casi siempre incompletas)
desde los lápices
lo corriente
lo excluyente
y las hojas
blancas en su espera
en todos los calendarios
en cada desmedido sentimiento.




Solo pude coger monedas de su piel
dejar lo mío en el vacío
solo pude tener su piel
 su oscuridad
por un momento como un loco
o loco viento lo tan poco
no pude quedar en sus cabellos
solo supe un nombre y un cuerpo
jamás supe su aliento.




Límite universal cruel ira
lánguida aurora angular yedra
nadie anduvo durante’l alba
quedamente unos esperan
ambición adversa
solo la órbita observa
entreabiertas luces
riesgos en número
trance de absurda razón.




Furibundo viento para partir
   igual quedo quieto
el tiempo anticipa sentimientos
irresponsablemente rápido
nunca entenderás
sabiéndolo siempre
ocurrencias de amar
sin detener el incendio
lejos de toda cuenta
ojos y voz en cada encuentro
cruel o risible
tan para ti
tú tan lejos
nada para el color
-palabras-
solo quejas.




Buscando
siempre
un
poco
unas
migajas
que
supieran
a
amor
aunque
no
lo
fueran
creyendo
en tus pequeños dientes
en tu cabello libre
en el calor de tu vientre
era tan para ti
que contigo
no dolían los dientes
y ahora duele hasta la voz.




Solo
soy
un
pez
que
vuela
fuera
de
tu
estanque
queriendo
nadar
en
tu
calor.




Me aterra la pupila indiferente
las luces muertas
el labio lánguido
todo lo que no sea
el favor de los vientos.




Creía estar en tu mirada
y no era
ni el reflejo
en que creía habitar.




La oculta urbe resiste desde el silencio
tramando encuentros ansiando menos olvido
cualquier opinión nacida secretamente
observa las olas vertebrar el reino terrestre extendido
o sin incongruencias náuticas
vuela el rugir tigresco excelso
el nuevo embeleso líquido
pacientemente eterno
números sueltos
abrazando mundos
intensos electrones
navegando toda oscuridad.




Es cierto que he muerto
no me detengáis.




Rosa en descontrol
rebasa mundos
el rumor persiste
lo que pudo ser
siguen lloviendo sueños
se cuelan
por alcantarillas
de oscuridades
enemigas.




Toda la vida consistía en extraer piedras azules debajo del mar
amoldarlas bajo la lengua hasta darles forma de corazón
y luego dejarlas volar.




Las manos buscan el placer
los ojos alimentan.




El sol me ha dado en todo el rostro
y no le negué ni las esquirlas
súbito alud entre los nervios
ventanas para no cerrarse.




Corta el viento con un gesto
atrápalo en los cabellos
mientras los dientes se aprietan
            hay tráfico
            hay horas
agujas que van cosiéndote contra el mundo
            hiriendo
resguarda el silencio
queda tan solo
mientras intentas
primera regla:
no hacer caso a los letreros
luego
procura la vida
aunque haya temor en ello.




Atrapado en redes
que uno mismo construye
pretender que no respiran
o dejar las alas bajo siete llaves
en siete infinitos lugares
desconocidos como el olor del tiempo
o el ojo en la tormenta
las señales una tras otra se suceden
la música gira
desde los pies a los cabellos
se sigue dudando el ritmo
negras serpientes se arremolinan en torno al sueño
el metal las pisotea pero resisten
mientras el párpado lucha contra sí mismo
el azul espera lo perdido
en las ramas de la inmensidad
aprehender el idioma para hablar desde lejos
intentar el grito
acaso te escuchen
acaso te escuches.




Dispuesto a navegar en tu sonrisa
Duncan Dhu

Tomas el sol entre tus dedos
¡vaya niño como te aquietas!
las escaleras serpentean
pero el ojo no te pierde
tu olor continúa aun sin tu presencia
ansiándote en presencia
tu próximo exhalar
respirar en tu aliento
sin temor a corrientes submarinas
que embaten cual murciélagos ecuestres
o impropios callares
gris inconsistencia
¿por qué los colores tienen la culpa?
las respuestas navegan en tantos mares
o acaso se hunden
¡grita luna!
no te detengas
vive tu eterno amanecer.




Te detienes en el murmullo
en la hoja que no termina de caer
en la gota que quiere ser eterna
mientras tanto
los niños juegan sin detenerse
aún en el sueño
en la mención de lo desconocido.




Reloj de irreverentes atavíos
minutero riéndose al extremo
ya no llega
ya no llaga
la
noche
alta
o
aquella
que obliga el partir
piel para el amor
piel para el olvido
estrépito en gemidos avanza
la ignorancia asusta
el no saber todo lo cierto
todo lo incierto
equilibrio fugaz
el azar de toda regla
asir lo inasible
dar alas y poco cielo
el nervio solo busca su ser
nunca se apura
nunca se estanca.




Dedo
señal
asomo
la calle se va colando entre sueños
maneras de escribir que se destilan
            -digo-
que se extravían
el ojo avizor no distingue su sombra
ni su rastro oscuro
ni su tímido caminar
un dormitar en la respiración
en el gotear del nervio
óptico
sentimental
aunque la palabra suene absurda
siempre se toma más aire del que se necesita
siempre se malgasta la mitad.





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